La Barzola es una urbanización que se construyó allá por el primer cuarto del siglo XX, al parecer el Ayuntamiento la construyó para empleados del propio Ayuntamiento de Sevilla, con lo cual tenemos aquí una de las urbanizaciones con más solera de Sevilla. Pensada en su trazado urbanístico para ser una pequeña ciudad dentro de la propia ciudad de Sevilla, con bloques a varias alturas, zonas ajardinadas, soportales y plaza central, así como locales para albergar toda clase de negocios útiles a sus vecinos (ultramarinos, droguerías, peluquerías, bares, panaderías, club social, etc.).
Lamentablemente el mantenimiento de toda ella no es el óptimo que se debería aseguras, baste con ver el llamado popularmente "Parque de La Barzola", parque lindero entre la llamada Barriada de La Barzola, la calle Manuel Villalobos, el otrora Colegio Nacional Queipode Llano, hoy Arias Montano, Distrito Macarena, Comisaría de Policía Local y Barriada de Pío XII. La voilá:
Como vemos hay sistema de riego, se supone automático, las gomas pretenden llegar a los rosales y en la fotografía parece que lo consiguen, ...pero no..., las gomas no sirven para nada porque el pozo no las surte de agua, los agujeritos de las mismas están obstruídos y las gomas, muchas veces, las veremos destrozando plantas en vez de regándolas. La humedad que se aprecia en la parte izquierda es que es el único sitio en el que de vez en cuando al agua le da por aparecer. Esto no siempre es así, a veces vemos humedad pero es porque hay dos indivíduos a los que les ha dado por orinar en esa zona y lo tienen por costumbre. No es agua, son orines humanos. ¡¡Qué vergüenza¡¡. ¡¡Qué incivismo¡¡.
Como repetidas veces los vecinos han instado a los operarios para que comuniquen a quien corresponda, que hace falta una protección del parque y sus plantas, las líneas de hierro que vemos delimitando las jardineras han sido sustituídas recientemente por adoquines blancos. Se agradece, pero la cosa sigue exactamente igual. Los niños patean las plantas, machacan las flores, las arrancan, juegan al balón en la zona ajardinada, habiendo una buenísima cancha de futbol en el propio parque...
Desde muy temprano empieza "Cristo a Padecer", como reza el dicho. L@s jóvenes que pasan camino del colegio o instituto no respetan los caminos acerados sino que pretenden ir por donde les parece lo más recto, y esto es cortar pisando las jardineras, arrasando cuanta yerba cae cerca o bajo sus pies y como se ve, ni el propio Atila lo hubiera hecho mejor. Por donde pasan no vuelve a crecer la hierba.
Este es el lamentable estado de la vaya del parque. El vandalismo se ceba con ella cada día. Plintos arrancados, papeleras aplastadas porque a los jóvenes les gusta emprenderlas a patadas con ellas; la valla oxidada por el escasísimo mantenimiento; y terminará siendo "víctima de la Karpanta", dado que esto que vemos no responde más que a los intentos de robar el hierro para venderlo después y al simple vandalismo, deporte preferido aquí al parecer.
Papelera pateada, inservible totalmente
Los dibujitos aluden a que el personal paseante de perros recoja las defecaciones de sus canes, ¿será por esto que el parque está lleno de pipas, papeles, bolsas de comida, botellas de cerveza y otras cosas que mejor no referir?... Los incívicos asiduos visitantes pensarán que si no hay placa que lo prohiba es que se puede hacer.
Los ciudadanos normales que practican el civismo realmente lo tienen difícil, una imagen vale más que mil palabras.
Deterioro de la valla con sus plintos y zócalo arrancados
Junto al semáforo vemos la huella de un pie de árbol, el árbol fue cortado y el pie de árbol tapado con adoquines, en vez de proteger el arbolado que nos surte de sombra en los tórridos veranos, parece que hay una campaña contra ellos, no vaya a ser que hagan pipí los perros, que lo permiten las ordenanzas municipales.
¡¡QUÉ ASCO¡¡. Esto es el no va más. Tanto quejarse de que los perros defecan, lo recojan o no sus dueños y ahora el culmen de la Creación, ¡¡el humano¡¡, miren lo que hace. ¡¡PERO QUÉ ASCO POR DIOS¡¡
Peligro inminente es lo que descubrimos al ver la fotografía, cualquier niño aburrido o con ganas de emprender aventuras, ya podemos imaginar lo que obtendría a cambio si se acerca a la farola. Esta imágen, más reciente, muestra las jardineras con los adoquines a los que antes se aludía.
Qué bien haría el ayuntamiento teniendo un guarda o jardinero que se ocupe del mantenimiento y vigilancia para que estas gamberradas quedaran erradicadas, de paso se lucha contra el desempleo, endémico.
Qué bien haría el Ayuntamiento acotando una amplia zona para los animales no humanos puesto que los parques intentan ser un acercamiento del medio natural al artificial urbano. Hay un proyecto de pipican ridículo que algunos dueños de canes piensan efectivamente que más que un pipican es un rin donde los canes se van a enfrentar debido al escasísimo espacio que se les dedica para estar, corres, pasear y demás, habiendo tantísimo espacio en el parque. Quien ha proyctado el pipican, aún no terminado, desde luego ni tiene perros ni conoce sus necesidades ni sabe nada de nada de animales. A las pruebas hay que remitirse.
Qué bien haría el Ayuntamiento permitiendo una zona en la que poder dar de comer a las aves que lamentablemente están desapareciendo del entorno urbano. Los vecinos, muy finos ellos, mientras que algunos son capaces de las mayores tropelías, no les gusta que defequen las palomas. Hay que conjugar es espacio natural con el artificial urbano, lo natural no es la ciudad, lo urbano, lo normal es lo que pfrece la naturaleza. Hay que proyectar una vuelta a la naturaleza, incidir en la defensa de las especies, autóctonas o no, todas están aquí por algo. Algunas especies están desapareciendo, ya no se ven los gorriones que hace unos años podíamos ver, unos pájaros tan acostumbrados al ambiente humano y urbano. Se les hace la vida imposible a gorriones, tórtolas, palomas, cotorras... y todo eso por qué?, pues no se entiende. La soberbia del humano hace que quiera ser él sólo. ¡¡QUÉ PENA¡¡, podemos llegar a avergonzarnos de nuestra condición de humanos viendo las tropelías que algunos humanos cometen con la naturaleza y con el resto de los animales no humanos (incluso con los humanos también, hay gente para todo).
Sepan que en Sevilla ha habido palomas siempre, conozcase que ya en tiempos de la dominación musulmana tenemos testimonios de obras escritas por los musulmanes, es el caso de "El collar de la paloma" de Ibn Hazm o Tawq al-hamāma, que es una obra escrita en prosa allá por el siglo XI.
En el libro se reflexiona sobre la esencia verdadera del amor. Se
intenta descubrir lo que tiene común e inmutable a través del tiempo y las civilizaciones neoplatónicas. La elegancia y el refinamiento de esta obra debería habitar en la sociedad de hoy mismo y constituye un testimonio
de la vivencia del amor en pleno al-Ándalus, durante el califato de la dinastía omeya.
El término "Barzola" recuerda que la urbanización se construyó en la antigua Huerta de La Barzola, seguramente el término es un topónimo alusivo a "Bartola", en realidad vendrá de "Huerta de la Bartola", aludiendo a su propieda. Entenderíamos que el propietario, propietaria en este caso, tendría como nombre Bartola, femenino de Bartolo, abreviatura por contracción del nombre Bartolomé. La grafía medieval y moderna habría llevado a la lectura de la "t" por "z"; y el uso del nombre en el verbo popular habrían determinado su pronunciación relajada de Barzola por Bartola.
La huerta fue una de tantas que circundaron el Hospital de Las Cinco Llagas y hasta los años 70 del siglo XX aún conservaba algún sabor ancestral, con sus casa de campo, sus albercas usadas como piscina por los niños del lugar, etc. Lindaba con la urbanización una fábrica de corcho convertida en la actualidad en la manzana de la Delegación de Hacienda y los pisos de la urbanización llamada "El Chocolate" por el tono marrón de su pintura; y la Huerta del Carmen. Hasta hace muy poco eran visibles algunas de las piedras linderas que señalaban las distintas demarcaciones y propiedades de la zona.
En la manzana en la que se ubica el Parque de La Barzola hubo una explanada en la que se instalaban las "cunitas", carruseles y coches locos, hasta un cine de verano con bar para cubrir las necesidades de ocio y deversión de pequeños y mayores. El terreno quedaba flanqueado por eucapiltos que aportaban sombra y frescor a la vez que embellecían el lugar, de ellos no queda nada hoy, fueron salvajemente arrancados y en la zona se optó por plantar otros árboles de menor calado, arbustos, algún ficus, palmeras; y en las jardineras rosales de diversos colores que malviven sin agua pese a tener un pozo caudaloso en el mismo parque. No en vano la zona es rica en agua y en su día fue canalizada haciendo llegar el agua al Hospital; y rara era la casa particular o bloque de vecinos que no contaba con pozo propio.