Calígula gobernó Roma entre el 37 y 41, con gran fama de crueldad y locura con los humanos aunque no hay argumentos de que fuese cruel con los animales.
Calígula tenía a su disposición una gran ejército de caballos, que parecían ser animales animales de los que disfrutaba mucho. De entre todos ellos a quien más quería era a Incitatus que, etimológicamente contiene el significado de “El motivado”, a quien adoraba realmente y a su servicio, para su cuidado, se dice tenía veinte cuidadores.
Calígula e Incitatus compartía mesa en almueros o cenas.
Calígula encargó la construcción de una torrecita de mármol y marfil como vivienda del animal, y se esmeraba en cuidarlo haciendo todo lo posible para no estresar a Incitatus. Un guardia imperial se encargaba de calmar y llamar la atención a los vecinos cuando Incitatus dormía.
Incitatus comía selectos granos, cebada y al parecer también lo alimentaba Calígula con vino y diversas carnes. Lógicamente Calígula sí comprendía el valor de los animales, mucho más sabios que algunos humanos, hasta el punto de querer distinguir a su equino con el título de senador romano. Esta cuestión marcó el final de Calígula y del inocente equino Invictus. Los demás senadores no querían verse al mismo nivel que un equino y conspiraron contra Calígula que fue muerto al igual que Invictus en el año 41. Fueron muchos los puntos que se recriminaban a Calígula, este punto solamente es una anécdota, aunque muchos estiman que el derrocamiento fue estimulado por lo que para los senadores constituía una deshonra.