UN TESTIGO MUDO
El lagarto ocelado era hace años, una especie relativamente abundante y fácil de visualizar cruzando rápidamente el camino empolvado. Al ser un reptil, y además no muy querido en zonas rurales, ya que se le atribuye injustificadamente su consumo casi exclusivo de huevos de perdiz y codorniz, ha pasado cuando hemos querido darnos cuenta, a ser una especie con acusado declive. La caza a la que ha sido sometido con objetivo culinario, por repulsa o por competidor con los intereses de los cazadores, la intensificación agrícola, el empleo de fitosanitarios para combatir plagas, el tráfico rodado y la pérdida de hábitat son las causas para que uno de los más bellos lagartos ibéricos, haya pasado a ese peligroso umbral en donde se sitúa lo que ya no es abundante, es decir, lo escaso o lo amenazado.
Foto: Momento de la admisión en el hospital de AMUS. Las lesiones son muy graves generadas por el atropello de un vehículo.