La cerdita escapó de una granja matadero industrial en la que estaba cautiva para dar a luz a sus bebés y cuidarlos. Pasó en Reino Unido y activistas reivindicaron el permiso de aquella granja para salvarlos.
Pasó en 2021, en Nottinghamshire, Reino Unido. en mientras el primer ministro Boris Johnson había enviado una ley al parlamento para declarar a los animales como: ‘seres con sentimientos’. Conmovidos, un grupo de activistas se propusieron el rescate de la cerdita, Matilda, que escapó y fue mamá ya fuera de una granja industrial para cuidar a sus bebés.
Una señora que pasaba por la zona descubrió a Matilda con sus diez lechones junto a ella, descubriendo que había escapado, aún embarazada, de una granja cercana. Su instinto materno le avisó que peligraba su vida y la de sus hijos en ese lugar abastecedor de una cadena de comidas. Matilda entendió que debía alejarse de allí, para poner a salvo su vida y la de sus crías.
Tras huir del matadero industrial, se refugió entre los árboles, en el lugar donde fue encontrada, en el bosque de Sherwood, Nottinghamshire, Reino Unido.
Tras el encuentro una organización animalista, la organización Brinsley Animal Rescue, buscó salvar a la cerdita y bebés. Empieza una campaña para poder enviarlos a un santuario. La campaña se hizo viral en las redes sociales y plataforma Change.org, con las firmas pidieron al dueño de la granja permiso para llevar a la cerdita a un santuario. Este requisito era necesario, de lo contrario estas actuaciones de salvamento podrían haberse considerado un robo. Así que la organización lanzó el llamamiento siguiente: “Hacemos un llamamiento al agricultor para que nos permita salvar las 11 vidas. El instinto maternal de la cerdita Matilda fue salvar a sus bebés y la llevó a escapar de la granja industrial, los cerdos son tan inteligentes que tenemos que salvarla”, es lo que expresó Brinsley Animal Rescue, en una publicación a la que acompaña fotografía de Matilda y sus bebés.
Mientras la iniciativa consigue a una resolución, tanto la cerdita como sus crías se convirtieron en una especie de mascota de los vecinos y paseantes que quedaron informados de la historia y, solidarizándose, se acercan a alimentarlos.
Se da la circunstancia de que Matilda tiene un aparato en su hocico que le impide buscar alimento, razón por la cual depende su alimentación de la buena voluntad de los paseantes.
El caso de la cerdita Matilda cobra especial relevancia cuando se trata la ley sobre los animales, que busca privilegiar su trato y reconocerlos por fin como seres sintientes.