El colirrojo tizón es un ave comúnmente observada en los tejados urbanos, adaptada a convivir en entornos humanizados. Este pájaro es fácilmente identificable por sus distintivos colores y su canto característico, el cual se escucha frecuentemente al amanecer desde lugares elevados como tejas, antenas o ventanales.
El colirrojo tizón tiene un tamaño similar al del gorrión, con aproximadamente 14 centímetros de longitud y un peso cercano a los 20 gramos. Presenta un cuerpo robusto y colores que varían según el sexo: los machos son negros con una mancha blanca en las alas, mientras que las hembras y los ejemplares jóvenes son grises y más apagados en su coloración. Ambos sexos tienen el pico y las patas negras y una característica cola rojiza que facilita su identificación.
Prefiere hábitats rocosos y soleados con poca vegetación; y es común en áreas urbanas, rurales y montañosas, siempre que haya espacios abiertos y rocosos para anidar.
Su alimentación se basa principalmente en insectos, larvas y arañas, aunque también puede consumir semillas y pequeños frutos, especialmente en invierno.
Son muy beneficiosos para el hábitat porque evitan plagas al alimentarse de insectos.
El colirrojo tizón se reproduce de abril a julio, pudiendo realizar hasta tres puestas anuales si las condiciones son favorables.
El nido, construido en oquedades o repisas de muros, está hecho de ramitas, hojas, hierba y musgo.
La hembra incuba de dos a ocho huevos durante unos 13-17 días y los polluelos, alimentados por ambos progenitores, dejan el nido a los 12-19 días.
En Europa, el colirrojo tizón es común en la mitad norte de España y más escaso en el sur- aunque algunos ejemplares se pueden ver-, habitando principalmente en zonas montañosas.
Las poblaciones ibéricas son en su mayoría sedentarias, aunque algunas migran al sur durante el invierno.
A nivel de conservación, esta especie no está en peligro, aunque puede enfrentar amenazas locales como la destrucción de sitios de nidificación en entornos urbanos.
En conclusión, el colirrojo tizón es un ave que, a pesar de ser común en muchas áreas, puede pasar desapercibida.
Su presencia en nuestras calles y tejados no solo añade un toque de naturaleza a los entornos urbanos, sino que también nos recuerda la importancia de preservar espacios adecuados para la vida silvestre, sin la cual NO SOMOS NADA.