Fuente: rincón del Tibet
A los niños y adultos con autismo a veces les cuesta comunicarse con el mundo de su alrededor. No obstante, se ha demostrado que la terapia con animales es una herramienta muy útil de aprendizaje, ya que muchas personas autistas sienten una conexión con los animales más fuerte que las demás personas. Un estudio realizadoen Francia en 2012 analizó a 40 niños autistas y a sus mascotas y descubrió que los niños se sentían más tranquilos y podían socializar con más facilidad que los que no tenían mascota. Relacionaron este cambio con un incremento de producción de la oxitocina, una hormona que puede ser generada al acariciar a los gatos y que aumenta los sentimientos de confianza y amor.
Iris Grace Halmshaw, la niña británica de cinco años que aparece en la foto de arriba, fue diagnosticada de autismo en 2011. Su gata Thula la ha ayudado a ganar la confianza suficiente para hablar con las personas de su alrededor, además de como fuente de inspiración en sus pinturas, otro componente de su terapia.