Es evidente que llevan una vida mucho menos estresante que sus homólogos humanos, pero eso no nos impide alabar su capacidad innata para mantener perfectamente la calma, a veces durante horas, y apreciar el momento presente. Desde su codiciado puesto sobre el alféizar de la ventana hasta su lugar reservado sobre la estantería, ven el mundo pasar con tranquilidad. Nosotros también podemos cultivarla interminable lista de beneficios de la meditación si decidimos seguir su camino.
Fuente: rincón del Tibet