España, que anteriormente solo veían bisontes en documentales de naturaleza; o en las pinturas prehistóricas que han llegado hasta nosotros, ahora alberga al mamífero terrestre más grande del continente en su propio territorio.
Actualmente, el país cuenta con más de 170 bisontes europeos distribuidos en 16 centros de cría. Estos animales pueden ser observados en lugares como la finca de Valparaíso, en Segovia, donde conviven con caballos salvajes y otras especies. Hace cinco años, cinco bisontes llegaron a esta finca desde Polonia, país que logró salvar a la especie de la extinción. Desde entonces, más de veinte bisontes han nacido en Valparaíso.
Según Jordi Bartolomé, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y experto en la especie, "el bisonte europeo es el mamífero viviente de mayor tamaño que ha sobrevivido de una época en la que grandes manadas de herbívoros moldeaban el paisaje y promovían la biodiversidad".
El Centro Europeo para la Conservación del Bisonte (EBCC) ha jugado un papel crucial en la reintroducción del bisonte europeo en España, estableciendo manadas en diversas fincas. En mayo de 2023, los primeros bisontes fueron liberados en una finca en Villarrubia de los Ojos, provenientes de Segovia, donde la especie ya se estaba reproduciendo. Actualmente, sobreviven 18 de los 12 bisontes originales, tras la muerte de uno de ellos.
En la Sierra de Andújar ha nacido el primer bisonte europeo andaluz, que ya crece en condiciones de semilibertad. Las manadas son constantemente censadas, monitoreadas y seguidas para asegurar su buen estado de salud. Este seguimiento ha permitido tratar con éxito ejemplares afectados por la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE).
Fernando Morán, veterinario involucrado en el proyecto, afirma que "nuestro objetivo es aumentar la población de bisontes para sacarlos del peligro de extinción y colaborar con otros países para alcanzar una población mundial no amenazada".
El bisonte europeo desempeña un papel fundamental en la conservación del medio natural, ya que ayuda a regenerar el campo y prevenir incendios en las mismas tierras que habitó hace miles de años. Jorge Cassinell, investigador del CSIC, explica que "la creación de nuevos núcleos reproductores en condiciones de semilibertad es una estrategia para garantizar la supervivencia de la especie y aprovechar su potencial para restaurar y mejorar la biodiversidad de estas áreas".
El bisonte contribuye a la restauración de los procesos naturales del ecosistema mediante el desbroce y abonado natural del suelo. Morán añade que "este animal actúa como una máquina de desbrozar, permitiendo que crezca hierba beneficiosa para otros animales, y fertiliza el suelo de manera natural, contribuyendo a la fertilidad de la tierra".