Reproduzco aquí este artículo que me parece de lo más, dando las gracias a su autor por escribir estas cosas que buena falta que hacen, porque en muchas ocasiones siento que la humanidad involuciona en vez de evolucionar. Hay que mirar siempre a la Historia, ella nos enseña...
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| Cave Canem | 
Cuidado con el perro. Este letrero, que podremos encontrar en 
infinidad de casas, jardines y vallados del mundo entero, nos pone sobre
 aviso de que detrás de este cartel nos encontraremos un 
fiero guardián perruno que vigila la hacienda para sus amos. El atávico miedo que tenemos al 
lobo lo
 utilizamos para, con su variedad domesticada que es el perro, disuadir a
 cualquier intruso que ose pasar la frontera establecida entre lo 
particular y lo público. Este uso del perro como guardián se remonta al 
Neolítico -por aquello de que nada mejor que un clavo para sacar otro 
clavo- e incluso lo fue en la antigua Roma, donde se han encontrado 
mosaicos en que se lee la inscripción "
Cave Canem" (Cuidado con 
el perro) en la entrada de las casas. Sin embargo, los romanos, grandes 
aficionados ellos a los perros, no siempre utilizaban este aviso para 
avisar de la fiereza del can, sino 
todo lo contrario.
 
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| Galgo (o lebrel) Italiano | 
En las ruinas de 
Pompeya, en la casa llamada "del Poeta Trágico", se descubrió un bello mosaico en que un detallado perro en forma amenazadora, con un "
CAVE CANEM"
 bajo sus pies, avisaba a los visitantes de que tuvieran cuidado con él.
 No obstante, y a pesar de que los perros grandes tipo dogos o mastines 
eran conocidos y usados, había una raza que era especialmente apreciada 
como especie doméstica entre los romanos: el 
Galgo Italiano 
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| Catalina la Grande | 
Esta raza de perro está en las 
antípodas de lo que pudiera ser un mastín o perro de guardia al uso, ya que, lejos de ser un gran perro, es un delicado y frágil 
perrito faldero
 que puede medir unos 38 centímetros de altura hasta la cruz (donde 
empieza el cuello y acaba el lomo) y pesar entre 5 y 8 kilos, siendo la 
sensación entre las familias más acomodadas de 
Roma. Hasta tal punto que autores romanos como Ovidio, Horacio, Plinio, Claudiano o Petronio los mencionan en sus obras.
 
El Galgo Italiano, como su nombre indica, procede de la 
miniaturización de los galgos más grandes, los cuales se utilizaban en 
el campo para la caza a la carrera de conejos y liebres; de aquí su 
nombre genérico de lebreles. Sin embargo, estos galguitos, no 
tenían una utilidad al uso del de sus primos más grandes, sino, 
simplemente, la de hacer disfrutar a sus amos de su pizpireta compañía.
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| Pintura egipcia | 
Estos pequeños perros se conocen desde muy antiguo, ya que se han encontrado restos momificados de hace 6000 años en 
Egipto,
 y han sido distribuidos por toda la cuenca mediterránea desde antiguo 
por fenicios y griegos, que los llevaron a Roma. Los griegos, por su 
parte, los consideraban especialmente 
útiles para diferenciar las
 muertes verdaderas de las fingidas, de tal forma que si había algún 
espabilado que quería hacerse el muerto, el pequeño galgo lo descubría 
ipso facto. Un uso, como mínimo curioso.
 
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| No pudo escapar del Vesubio | 
Pero no solo se han encontrado sus restos en Egipto, sino que también se
 han encontrado restos de este tipo de galgos (si bien un poco más 
grandes al estándar fijado en Italia en el siglo XX) en las propias 
ruinas de 
Pompeya, al no poder escapar cuando el Vesubio hizo 
explosión. Y es que, pocas razas más domésticas hay que este pequeño 
lebrel, el cual, gracias a su esbeltez y armonia de líneas, ha estado 
presente de forma preeminente en todas las cortes europeas.
 
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| Vivaracho y ladronzuelo | 
Este lebrel -también llamado 
Piccolo por los italianos- es 
simpaticón, tímido, inquieto, muy inteligente y, con su mirada de 
cordero degollado, un auténtico pícaro que obtiene todo lo que quiere de
 sus amos... y si no, no duda a tomarlo por su cuenta, gracias a un 
cierto mal vicio 
cleptómano. Es friolero debido a su pelo corto 
gris, canela o negro, lo cual lo hace remolonear a la hora de salir a la
 calle... y un tanto 
señoritingo, ya que puestos a escoger, prefiere el cemento a la tierra o hierba: su aristocrático estatus le impide ensuciarse, claro. 
 
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| ¿Me das un trocito? Vengaaaa... | 
Sirve mal como guardián ya que, más que ladrar, lo que hace cuando presiente algún peligro es salir 
huyendo...
 y teniendo en cuenta que es un galgo miniaturizado, cuando el instinto 
le indica que ha de apretar a correr, sale la verdadera vena 
galguera,
 pudiendo alcanzar los 35 km/h con sus delicadas patillas -que pueden 
quebrase con cierta facilidad. En estas circunstancias, tratar de 
recuperarlo puede ser un auténtico dolor de cabeza para su dueño.
 
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| Señoritingo y hogareño | 
Es justamente por esta delicadeza, a la vez que por su tendencia 
hogareña -que lo lleva a comportarse a veces como un gato más que como 
un perro- que los romanos avisaban con su "
cave canem" a los 
visitantes. En realidad, no siempre pretendían avisar de la fiereza del 
guardián canino, sino que, otras muchas veces simplemente estaban 
avisando de que quien traspasara aquella puerta 
no pisara al pequeño galgo que por allí transitaba.
 
Pero eso, evidentemente, los posibles cacos no siempre lo sabían.
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| ¡Cuidado con el perro!... no me lo vayan a romper  (foto de 1915) | 
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