Reproduzco aquí este artículo que es una estupenda entrevista publicada en eldiario.es
  
    
    
 
  
    
      
    
 
  
    
      
    
 
  
    
      
    
 
  
    
      
    
El fotógrafo taurino que prohibiría los toros
  El fotógrafo mexicano Enrique Villaseñor ha sido un gran aficionado a los toros y ahora es abolicionista. O, como él prefiere, evolucionista: “He llegado a un momento de mi vida en que me duele más el sufrimiento de un animal que todo lo que yo pueda disfrutar”.
Entre 1993 y 1994, Villaseñor realizó en la Monumental Plaza México un ensayo fotográfico denominado Toda la vida, toda la muerte; en sus propias palabras, una “evocación de la fiesta brava en los linderos del arte, la belleza, la cultura y la barbarie”. Publicamos algunas fotografías de esa serie, junto con una entrevista a su autor, de la que destacamos la posibilidad de evolucionar desde la cultura recibida y la honestidad de las contradicciones.
       
Entre 1993 y 1994, Villaseñor realizó en la Monumental Plaza México un ensayo fotográfico denominado Toda la vida, toda la muerte; en sus propias palabras, una “evocación de la fiesta brava en los linderos del arte, la belleza, la cultura y la barbarie”. Publicamos algunas fotografías de esa serie, junto con una entrevista a su autor, de la que destacamos la posibilidad de evolucionar desde la cultura recibida y la honestidad de las contradicciones.
      Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
    
  Enrique Villaseñor
 es fotógrafo, periodista y arquitecto mexicano. Ha sido presidente del 
Consejo Mexicano de Fotografía. Fundó y ha impulsado la Bienal de 
Fotoperiodismo en México, que ha celebrado seis ediciones. Es promotor 
del  Foro Iberoamericano de Fotografía, del que fue director académico. Como corresponsal del  SELA,
 ha realizado reportajes y documentales sobre toda Latinoamérica. Ha 
participado en exposiciones individuales y colectivas en los cinco 
continentes y representado a México en prestigiosos certámenes 
internacionales de fotografía. Actualmente prepara una serie de 
publicaciones multimedia sobre fotografía, arquitectura y multimedia con
 la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
  ¿Por qué su ensayo fotográfico Toda la vida, toda la muerte?
 La fotografía es, ante todo, un medio de comunicación. Comunica lo que 
tú vives. No concibo un fotógrafo cuya fotografía esté separada de su 
vida. Cuando es así, es una fotografía que se quedó a mitad de camino, 
pues lo que tú eres es lo que conecta con el público. Siempre concebí la
 tauromaquia como una expresión de cultura, de arte, de testimonio de lo
 que es la sociedad en la historia. Más allá del colorcito, de la 
musiquita, esas imágenes han sido motivo de gran placer para mí.
  ¿Sigue yendo a los toros?
 No, ya no voy.
  ¿Por qué?
 Porque he llegado a un momento de mi vida en que me duele más el sufrimiento de un animal que todo lo que yo pueda disfrutar.
  Hábleme de ese placer.
 Es una confluencia de elementos que conforman un concierto estético y 
emocional. He disfrutado de esas contradicciones: la belleza y la 
crueldad; el arte, la cultura y la barbarie. Tanto es así que en mi 
adolescencia quise ser torero. No lo logré nunca. Toreé vaquillas y no 
pasó de una etapa gozosa en la que sentí que el toreo iba ligado a un 
sueño que me llevó a disfrutar de una serie de valores estéticos: la 
danza, la música, la poesía, la pintura. También confluyen la historia y
 los conflictos sociales: en la España franquista, por ejemplo, los 
toros, en cierta manera, aplacaban la violencia del momento.
  ¿Se canaliza contra los toros una violencia que, si no, podría ir contra los humanos?
 No lo sé. He pensado mucho en la violencia natural del individuo. De 
una u otra manera, el niño es violento en su inocencia. Esa violencia se
 va superando y vamos transitando hacia un pensamiento más racional. En 
algún momento he pensado que la tauromaquia canaliza y expresa esos 
impulsos violentos naturales, pero tengo mis dudas.
      Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
    
  ¿Qué le parece que los niños asistan a ese espectáculo?
 No es un espectáculo para niños. No se debe inducir a un niño a ir ahí.
  ¿Prohibiría que los menores entraran a las plazas?
 Sí, estoy de acuerdo con que no asistan, por supuesto. Así que, si hay que prohibirlo, que se prohíba.
  ¿Qué opina de las escuelas taurinas, en las que chavales muy jóvenes aprenden a torear en animales también muy jóvenes?
 Creo que las escuelas taurinas rayan hasta en lo ridículo. Es imposible
 que un niño pueda entender la tauromaquia, que no es ponerse un 
capotito y dar una vueltecita. La tauromaquia tiene relación con lo que 
está pasando en tu medio, en tu país, en tu familia. A un niño lo estás 
forzando a algo para lo que no está preparado. Eso me parece una 
aberración.
  Si no se aprende a torear de niño, ¿es posible aprender de adulto?
 Por supuesto, pero si esto cambia, si esto evoluciona, los niños no 
querrán hacer eso, harán otras cosas: música, pintura… Enfocar la 
conciencia evolucionista hacia los niños es una buena medida. Porque los
 mayores ya estamos envenenados, como decimos los taurinos: yo ya nunca 
podré voltearme y decir que no disfruto de un lance taurino, de una de 
esas revoleras, de una media verónica. Moriré con ello, pero me hago a 
la idea de que voy a tener que prescindir de ello. Es como que no puedo 
comer camarones, porque me encantan pero me dan alergia.
  ¿Qué cree que debemos hacer ahora?
 La situación del mundo está cambiando. Mi país, por ejemplo, está 
siendo destruido por la violencia. En la fiesta brava, como en otros 
aspectos de la cultura mexicana (las peleas de gallos, las peleas de 
perros), existe una gran violencia. Y yo creo que es el momento de 
terminar con todas las manifestaciones de la violencia, cualesquiera que
 sean.
  ¿Deben prohibirse las corridas de toros?
 Sí. Pero no se trata de romper con el pasado ni de borrarlo, eso no es 
posible. Nunca vamos a borrar un cuadro de Goya o un poema de Lorca. 
Creo que estamos en una transición hacia otros derroteros, pero no lo 
consideraría desaparición sino evolución. Por eso yo no digo 
abolicionista sino evolucionista. ¿Cómo? ¿Con prohibición? Pues con 
prohibición, porque las cosas pasan a través de leyes.
  ¿Cree que la tauromaquia del siglo XXI es una tauromaquia de museo, que debe quedar en los museos?
 Es una posibilidad para esa evolución. Imagino una tauromaquia virtual,
 digital, a lo mejor actuada. El toreo de salón es bellísimo. Yo, que ya
 no tengo cuerpo ni de picador, me pongo a torear de salón y lo 
disfruto. Creo que en Portugal les ponen cojincitos encima para que les 
claven las banderillas. Pero se pierde la esencia del toreo, pues va 
ligada a ese ritmo, a esos tiempos de las banderillas, del picador…
  Si se eliminaran las banderillas o el picador, el toro no se debilitaría y no sería tan vulnerable.
 
 No sería posible torear.
      Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
    
  ¿Sabe lo que está sucediendo en 
España con el actual Gobierno, el fomento, la exaltación que el Partido 
Popular está haciendo de la tauromaquia a través de leyes, medidas de 
protección y subvenciones? Incluso pretenden que la UNESCO declare la 
tauromaquia Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
 Hay dos vertientes. Se puede entender a partir de un análisis profundo,
 del significado histórico, porque la Historia es patrimonio (si 
escuchas un poema de Gabriela Ortega en torno a la muerte de Manolete es
 patrimonio histórico, por supuesto). Pero si lo haces para jalar a los 
turistas es una herramienta económica que no tiene más significado. 
Desconozco los detalles, pero puedo suponer que en gran medida la 
motivación del Gobierno español tiene que ver con el patrimonio 
económico que representa ese mundo. ¿Qué pasa en España si ya no hay 
toros? ¿Dónde llevan a los turistas? 
  Hay gente que paga una cuota por mantener a las ballenas, a los osos panda… ¿Se haría socio de un santuario de toros de lidia?
 Pues sí. Pero, ¿los ganaderos querrán criar mihuras para que los vean los turistas?
  ¿Usted no iría a visitar a los toros en las dehesas si fueran espacios protegidos?
 Sí, son espacios bellísimos. Pero nunca vería a los toros en su 
manifestación taurina. El toro bravo es una construcción artificial del 
hombre para que ese animal termine en la plaza. Su actitud será muy 
distinta a la que tendría en una dehesa. Esa actitud es impresionante.
  Es la actitud de alguien a quien se provoca con violencia.
 Sí, claro.
  ¿Cree que esa violencia de los toros procede de un mundo machista?
 Conozco el mundo de los toros y el machismo y la ignorancia son sus 
características. Hay muchísima ignorancia. Falta análisis, abunda la 
superstición. Pero no podemos juzgarlo sin más, porque en el pueblo hay 
mucha ignorancia pero también mucha sabiduría, el campesino no necesita 
haber ido a la universidad para ser sabio. “Te voy a comprar una casa 
cuando yo triunfe”, le decía El Cordobés a su madre, “o vestirás luto 
por mí”. Es algo profundo y muy intenso. El título de mi ensayo 
fotográfico, Toda la vida, toda la muerte, es una frase de Luis Spota, autor de la novela Más cornadas da el hambre, que es la historia de un torerillo.
      Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor
    
  Los caballos son los grandes 
olvidados del dolor de la tauromaquia, siempre nos referimos al 
sufrimiento de los toros. ¿Es el motivo por el que usted quiso 
fotografiar a los caballos?
 No. Yo era periodista
 gráfico, cubría noticias sobre la fiesta brava, y traté de hacer un 
ensayo visual. No tengo ni los nombres de los toreros, nunca me 
preocupé. Es un ensayo muy largo, de miles de fotos. Los ensayos son 
trabajos que se hacen con mucho tiempo, pensados, meditados, planeados. 
Como el que he realizado  sobre la parálisis cerebral,
 que me ha llevado 15 años. Sin embargo, el de los caballos fue mi 
ensayo más corto, duró 15 o 20 minutos. Estaba en los toros cuando vi 
que estaban bañando a los caballos con una manguera en un patio y les 
aventaban el agua y brincaban las gotas y las iluminaba el sol de tal 
manera que pensé que era maravilloso. Olvidé los toros, olvidé los 
caballos y olvidé todo: lo maravilloso eran las gotas de agua y el sol.
  ¿Por qué sus fotos son en blanco y negro?
 Todo el ensayo de los toros es en blanco y negro porque el blanco y 
negro es una forma de comunicación que no tiene la distracción del 
color. Parece que el color es muy importante pero yo disfruto de la 
belleza del blanco y negro. Desde el principio veo las fotos en color o 
en blanco y negro. Ahora con el digital puedes hacer una foto en color y
 pasarla luego a blanco y negro, pero la tienes que haber visto en 
blanco y negro. 
  Es curioso, pues con el blanco y negro no se ven ni los colores del traje de luces ni la sangre del toro...
 No, pero ves lo que sintetiza: el sol y la sombra, la luz y la 
oscuridad, la belleza y el horror. Si veo los colores del capote, que 
son bellísimos, me distraigo y ya no veo ese contraste.
  ¿Cree que ha llegado el momento de que taurinos y antitaurinos se sienten a hablar de manera razonable? ¿Serviría de algo? Hay dos bandos y hay una guerra.
 Debemos partir de un respeto mutuo. Cada uno por su lado tiene armas 
muy poderosas a todo vapor contra el enemigo, pero no se va a llegar a 
ninguna conclusión porque el arma más poderosa es la económica. No se 
van a cambiar las cosas por ideologías. Otra cosa es que exista una 
conciliación. Si buscáramos el diálogo sería muy productivo en la parte 
social, ideológica, emocional. Pero en el momento en que ya estén de 
acuerdo las partes y una de ellas empiece a perder dinero, se terminó el
 acuerdo. El problema es que son más fuertes los intereses económicos 
que los intereses ideológicos.
  ¿Cuál es la situación de la tauromaquia en México?
 Los grupos de poder están haciendo más por la desaparición de la fiesta
 brava que los evolucionistas. Con la comercialización y la corrupción, 
Herrerías [Rafael Herrerías Olea, empresario de la Monumental Plaza 
México desde 1992] está hiriendo de muerte a la tauromaquia. Solitos se 
van a morir.
  En España, la 
tauromaquia vive de las subvenciones y los mayores casos de corrupción 
están vinculados en algún punto con el negocio de los toros: Malaya, 
Gürtel… 
 Si escarbáramos en la parte económica de
 la fiesta brava nos encontraríamos con grandes sorpresas sobre la 
procedencia de su dinero. Nadie se explica cómo se puede mantener ese 
ejército de empleados en Plaza México, que está vacía porque los 
carteles no dan ganas de ir. El económico es un punto de análisis para 
la evolución. Económicamente, son muy poderosos. Por eso insisto en que 
lo fundamental es cerrar el acceso a los niños. Es una necesidad y una 
estrategia: bloquear el acceso de los menores.
  ¿Cómo vive su entorno su evolución personal?
 Recibo ataques muy violentos. Algunos amigos taurinos me dicen que 
estoy adoptando una posición cómoda, políticamente correcta, en un lugar
 donde no tengo problemas. Sin embargo, estoy abonando un terreno, 
porque otros amigos, también fotógrafos taurinos, me dan la razón, me 
dicen que sienten lo mismo ante el sufrimiento de los animales. La 
tauromaquia es una fuente de inspiración, una fuente de gozo. Pero 
también, sin duda, una fuente de dolor. El dilema está en la unión de la
 estética y de la ética: si a la estética le quitas unas letras, se 
convierte en ética; y, al contrario, si a la ética le pones unas letras,
 se vuelve mera estética.
      Ensayo fotográfico "Toda la vida, toda la muerte". Monumental Plaza México. ©Enrique Villaseñor