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Una gatita heroina y algunos comentarios

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Me gusta · Hace 21 horas

"LA MADRE HEROÍNA QUE SALVÓ A SUS HIJOS DE MORIR CARBONIZADOS"

Queridos amigos esta historia me conmovió mucho y es una de las razones por la cual cada día valoro y admiro más a los animales. Este hecho sucedió en Brooklyn, New York. En el momento en el que un garage abandonado se incediaba, uno de los bomberos llamado David Gianelli, pudo observar como una gata entraba y salía del garaje que ardía en llamas, rescatando uno a uno a sus gatitos recién nacidos. La gata de nombre "Scarlett" resultó gravemente herida, pero logró sacar hasta el último de sus cachorros. Esta gran hazaña le provocó a la valiente madre, quemaduras fuertes en toda la piel, sus orejas (dañando sus oídos), en sus patas, cara y además sus ojos quedaron gravemente dañados. Lamentablemente después de dos años la gatita murió por problemas cardíacos.

Les pido etiquetar y compartir la historia para crear mayor conciencia animal, sobre todo en aquellas personas que piensan que los animales carecen de sentimientos. Comparto este link donde científicos confirman que los animales no sólo tienen sentimientos, si no, sonríen e incluso tienen sentido del humor: https://www.facebook.com/note.php?note_id=294665543879620
 

Científicos confirman que los animales SÍ sonríen y hasta tienen sentido del humor. Aunque cualquiera que tenga o conozca a los animales lo sabe sin que se tenga que pronunciar la ciencia.

Fuente: Contra el maltrato de perros, el miércoles, 12 de octubre de 2011 a la(s) 21:50 ·
 Según explicaciones del líder que preside el equipo que investiga la conducta animal en la Escuela de Veterinaria Cummings de la Escuela de Medicina Tufts y Animal Planet, profesor Nicholas Dodman, hasta hace muy poco los científicos habían subestimado la emocionalidad de los animales. El investigador sostiene que en la actualidad los científicos comprenden con claridad que los mamíferos experimentan emociones primarias como el miedo, la tristeza, la ira y la felicidad, y hasta emociones secundarias como los celos y la vergüenza, que son capaces de comunicar esas emociones.

Sus emociones no son primarias, son tanto o más evolucionadas que las nuestras, incluso ellos perciben mucho más allá de lo que nosotros alcanzamos a percibir.

Dodman dice que los perros hasta tienen sentido del humor y se ríen con una especie de chiflido. En cuanto a la sonrisa de los perros, Dodman señala que es posible notar que los labios de los animales cuando éstos se pliegan horizontalmente en lo que se pudiera llamar una sonrisa sumisa, una señal de que el perro no constituye una amenaza. Es una expresión que desarma a un posible agresor, al igual que la sonrisa humana. En el caso de los los gatos, es más difícil identificar una sonrisa porque tienen la boca curva por naturaleza. Sin embargo, son emocionalmente sensibles, domesticables y afectuosos. Por supuesto que se ríen y tienen sentido del humor, saben lo que está bien y lo que está mal, juegan a veces con estos conceptos para llamar nuestra atención o para jugar con nosotros; y son mucho más respetuosos que los humanos.


No importa la forma de la cara, cada humano también tiene una forma en la cara, pero la expresión se percibe, al igual que se percibe la expresión en la cara de los humanos. Lo que sucede es que el humano tiene un campo óptico muy condicionado, gregario; se reconoce entre su especie, pero no distingue bien a otros, con mucha frecuencia un occidental no es capaz de diferenciar a un oriental y a todos los llama chinos; en el desierto los beréberes nómadas acostumbrados al desierto tienen el sentido de la vista muy desarrollado, ven a kilómetros de distancia, cosa que no consigue el europeo, acostumbrado a vivir entre edificios que le hacen perder campo de visión.

Por tu parte, Marc Bekoff, profesor emérito de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de Colorado y autor de The Animal Manifesto: Six Reasons for Increasing our Compassion Footprint (El Manifiesto Animal: Seis razones para incrementar nuestra huella de la compasión) coincide con Dodman. “Las personas son a menudo agudos observadores de la conducta animal, mucho más de lo que se dan crédito por ello”,  afirma el experto en las emociones de los animales. Bekoff señala que las investigaciones científicas, en su gran mayoría, eventualmente confirman lo que los amantes de los animales intuyen y observan. Parte de la laguna científica se debe al hecho de “estudiar a un animal en una caja”, como lo llama Dodman. El científico, quien imparte actualmente una serie de lecturas sobre la conducta de perros y gatos, explica que la comprensión de la riqueza y la profundidad de la vida animal ha mejorado con investigadores como Jane Goodall, quien vive con los animales en su ambiente natural.

Sobre la profundidad de la que son capaces, los humanos se sorprenderían, alcanzan una profundidad que el humano habitualmente ni sueña que la tiene, así que dificilmente la alcanza; pero ellos sí. Ellos son conscientes de lo que son, de lo que somos, de su vida, de su lugar en el mundo, de su expectativa de vida, de la nuestra...

Bekoff señala que tiene sentido biológico y evolutivo que los animales experimenten una amplia gama de emociones y sean capaces de demostrarlas, igual que sucede en los humanos. En un artículo publicado por investigadores de la Universidad de Washington sobre ratas, la risa y la alegría, los autores describen como las ratas jóvenes vocalizan cuando se les hace cosquillas. Los científicos explican que esta risa “puede tener una relación evolutiva con la alegría de la risa en los niños cuando juegan en grupos”. Bekoff aclara que nuestras emociones pueden no ser exactamente análogas a las de los animales, pero ni siquiera las emociones humanas son todas iguales. “El modo en que dos hermanos experimentan la muerte de un padre puede no ser exactamente igual, pero ambos sienten tristeza”.

Bekoff cree que nuestra creciente aceptación de los animales como seres sensibles basadas en investigaciones científicas necesita motivar legislaciones que provean una mayor protección a los animales usados en los laboratorios, los circos y la industria del entretenimiento. Por ejemplo, un estudio del 2011 sobre los chimpancés y los trastornos del humor concluyó que “los chimpancés mostraron conductas similares al estrés postraumático y la depresión (en los humanos) en su principal criterio de diagnóstico, revelando la importancia de las consideraciones éticas sobre el uso de chimpancés en la experimentación científica y otras condiciones de cautiverio”. Y sobre cómo este conocimiento afecta a los humanos, Bekoff señala que “aumenta el conocimiento de las personas sobre su lugar en el mundo de los mamíferos –como mamíferos únicos- pero mamíferos al fin y al cabo”.

Lo malo de todas estas comprobaciones científicas es que nunca están exentas de sufrimiento animal. Ojalá la ciencia y la justicia den pasos hacia el frente y consigamos un mundo digno para ellos, que enriquecerá en nuestro, porque ellos nos hacen darnos cuenta de cosas que, ajenos a ellos, nosotros somos incapaces de comprender. No todos los humanos son iguales, gracias a Dios, algunos no entienden de especies, mientras otros, no se ocupan para nada de las especies distintas a la suya propia, no se ocupan ni siquiera de su propia especie; otros incluso los desprecian. El ser humano tiene una soberbia indescriptible. Si el humano fuese más humilde ante el cosmos, ante lo creado, mucho más le valdría.




 
 
 
 Los comentarios rojos son míos, el resto de la citada fuente.
 
 
 
 
 
 
 


 
 

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