Huella de flamenco prehistórico comparada con la huella de flamencos contemporáneos. Imagen publicada por la Universidad de Sevilla
Las marismas de Doñana guardan secretos que el tiempo apenas logra disimular. Bajo sus arenas, en la conocida "Superficie Pisoteada de Matalascañas", un equipo de científicos ha desenterrado huellas fosilizadas que desvelan la presencia de flamencos hace 150.000 años.
Es la primera vez que estas elegantes aves dejan su rastro en el registro fósil de Europa, y el hallazgo no solo conmueve a la ciencia, sino que también sacude nuestra imaginación.
El descubrimiento, liderado por expertos de las universidades de Sevilla y Huelva, junto con el Geoparque Naturtejo y el Espacio Natural Doñana, añade un capítulo extraordinario a uno de los yacimientos paleontológicos más destacados de Andalucía. Allí, entre las pisadas de neandertales, lobos, elefantes de colmillo recto y otras criaturas extintas, han emergido estas delicadas improntas aviares, testigos mudos de un paisaje que ya no existe.
Las huellas, delicadamente asimétricas, con un dedo central más largo y marcas que revelan las membranas interdigitales, son un testimonio directo de la convivencia de especies en la prehistoria. Los flamencos, conocidos por su predilección por humedales salobres y extremos, ya eran supervivientes adaptados a entornos hostiles, como lo demuestra su longeva historia evolutiva, que se remonta al Eoceno, hace 50 millones de años. Sin embargo, estas huellas datan del Pleistoceno Medio, cuando las tierras de Doñana no conocían más humanidad que la de los neandertales.
Este descubrimiento no solo ahonda en la biología de estas aves emblemáticas, sino que ilumina el pasado de Doñana, revelando un ecosistema diverso y vibrante en el que la vida florecía en todas sus formas, desde los gigantescos mamíferos hasta las aves esbeltas que trazaron, sin saberlo, su historia en el barro endurecido por el tiempo.