Este jueves 4 de febrero ha sido un día histórico para el lobo.
Tras décadas de persecución con balas, fuego, trampas, venenos y una incansable defensa de diferentes ONG como WWF, además de las firmas de todos los animalistas y gente de bien que se sumaron a la causa, por fin, se ha prohibido su caza deportiva y aumentado su protección en España.
A partir de ahora, su población se tendrá que gestionar como una sola, aunque viva en diferentes comunidades autónomas. Existirá una estrategia nacional para su conservación con criterios homogéneos y coherentes.
El lobo es un gran aliado del hombre en la naturaleza y cumple un papel clave.
Culmina así en éxito el trabajo de todas las asociaciones como WWF y animalistas que aplaudimos que se haya impuesto el criterio científico y la cordura en loor de la conservar y gestión de una especie clave para los ecosistemas, dandose prioridad a su conservación sobre su persecución y muerte.
El último informe que suscribe la Comisión Europea del Estado de la Naturaleza Europea declaró al lobo “En estado de conservación desfavorable” en España, algo clave para revertir su negativa situación.
Estamos ante una decisión histórica que permitirá dejar atrás un modelo
- ineficaz
- basado en la persecución de la especie
- que ignora los beneficios ecosistémicos
- y socioeconómicos que el lobo aporta a la sociedad.
Desde hace más de 50 años WWF y otros animalistas, hemos
- defendido al lobo
- pedido el fin de su persecución
- y ahora contribuido a su protección.
Estamos ante un hito para la conservación de la biodiversidad en España.
Tras los primeros pasos de WWF en la década de los 70, con Félix Rodríguez de la Fuente como vicepresidente a la cabeza, y la aprobación posterior de las Directivas Europeas de Naturaleza, en España faltaba
- el reconocimiento al valor del lobo
- la apuesta por su protección
- y el fin de su caza como especie cinegética.
Aun queda mucho por hacer y ahora hay que seguir pidiendo
- la aprobación de planes para su conservación y recuperación
- y un cambio real en el modelo de gestión
- que permita su coexistencia con la ganadería extensiva
- y el mundo rural.
El lobo ibérico es
- una subespecie exclusiva de la Península Ibérica
- un símbolo de la amenazada naturaleza salvaje
- y parte de nuestro patrimonio natural y cultural.
WWF con la campaña “Yo defiendo al lobo” está difundiendo un manifiesto con
- los beneficios ecológicos y sociales que aporta el lobo, joya de la fauna europea
- actuando como sanitario de la naturaleza
- y como regulador de poblaciones
- además de su potencial como motor económico para el turismo rural.
WWF reivindica
- su insustituible papel en los ecosistemas
- trabaja en toda Europa para ayudar a que el lobo y otros grandes carnívoros como el oso recolonicen muchos de los territorios en donde fueron extinguidos
- trabajando sobre el terreno
- para buscar soluciones a los conflictos
- y hacer posible la coexistencia con la ganadería y el mundo rural.
El lobo representa la vida salvaje
- que tanto nos emociona
- que no podemos perder
- y algunos quieren extinguir y silenciar.